«Quien
no cree en el demonio, no cree en el Evangelio» había explicado el Papa san
Juan Pablo II al fallecido y renombrado exorcista y sacerdote Gabriel Amorth.
InfoCatólica, 3 de Junho de 2017
En una reciente entrevista con
el diario español El Mundo, Arturo Sosa dijo que «hemos hecho figuras
simbólicas, como el diablo, para expresar el mal».
«Los
condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente
que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo
contrario» agregó Sosa.
Rechazo del sacerdote
y exorcista Santé Babolin
A estas declaraciones el
sacerdote y exorcista italiano, el padre Sante Babolin afirmó que «Satanás
existe» y que «el mal no es una abstracción».
En declaraciones a ACI
Prensa el 2 de junio, Babolin hizo alusión a varios lugares en documentos y
declaraciones de la Iglesia que muestran la verdadera existencia del demonio.
El padre Babolin recordó
los documentos del IV Concilio Ecuménico de Letrán en el año
1215, que declaró que los cristianos «creen firmemente y confiesan» que
Dios creó «de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la
corporal».
«El diablo y otros
demonios fueron creados por Dios en naturaleza, pero ellos
mismos a través de sí mismos se han vuelto malvados», señala el texto del
Concilio.
El padre Babolin,
conocido como el «exorcista de Padua», también recordó dos discursos del Papa
Pablo VI en 1972, que también confirman la existencia del diablo «a los fieles,
que tienden a dudar de la existencia de Satanás ... su presencia y acción».
El 29 de junio de 1972,
Pablo VI, aludiendo a la situación contemporánea de la Iglesia, dijo en su
homilía que parecía que «el humo de Satanás» entró en el templo de Dios.
Ese mismo año, el 15 de noviembre, Pablo VI advirtió que «una de las mayores
necesidades de la Iglesia» es defendernos «de ese mal que llamamos Diablo».
El padre Babolin también
recordó que el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que el diablo existe en
la realidad, no en el abstracto. En la sección del Catecismo con
respecto a la petición «líbranos del mal» del Padre Nuestro, en el número 2851,
afirma que «En esta petición, el mal no es una abstracción, sino que designa
una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El ‘diablo’
(diá-bolos) es aquél que ‘se atraviesa’ en el designio de Dios y su obra de
salvación cumplida en Cristo».
El presbítero recordó
además que los fieles deben ver la declaración del Cuarto Concilio Ecuménico de
Letrán, las afirmaciones del Papa Pablo VI y lo que se enseña en el Catecismo
como «tres pruebas irrefutables» sobre la existencia del demonio.
Rechazo del padre
Alexander Lucie-Smith
Otro sacerdote que ha
expresado su rechazo ante las declaraciones del
superior de los jesuitas, es el padre Alexander Lucie-Smith,
doctor en teología moral y editor-consultor de The Catholic Herald, quien ha
escrito en su blog:
«Tristemente el
padre Sosa acostumbra arrojar dudas sobre la credibilidad de la Escritura. Si
bien es innegable que Satanás forma parte del gran cuadro que abarca la
historia de la salvación de la humanidad, el padre Sosa ha afirmado que los
Evangelios no pueden registrar fielmente las palabras de Jesús, porque
en aquel tiempo ‘no había grabadoras’. No, no había grabadoras, pero eso no
significa que las Escrituras no sean una fuente auténtica para conocer la
enseñanza de nuestro Señor».
Luego de hacer
referencia a otros hechos embarazosos que ha protagonizado el padre Sosa en el
pasado, como su firma de un manifiesto elogiando calurosamente a Fidel
Castro y dándole la bienvenida a Venezuela, agrega que «uno podría
haber esperado alguna palabra de retractación del padre Sosa, pero no ha habido
ninguna». «Quizás los superiores jesuitas no hacen retracciones. ¿Pero no
sería mucho pedir que sus consejeros lo alejaran de los micrófonos
en el futuro?»
«Quien no cree en el
demonio no cree en el Evangelio»
El fallecido sacerdote y
exorcista Gabriel Amorth en su momento había expresado a san Juan Pablo II su
preocupación de que cada vez más sacerdotes habían dejado de creer en el
demonio, a lo que el Papa respondió: «quien no cree en el demonio, no cree
en el Evangelio».